REGALAR EN NAVIDAD

El espíritu navideño está intrínsecamente unido al deseo de comprar, sobre todo, para regalar detalles a aquellas personas por la que tenemos un sentimiento de cariño.

Cierto es que la publicidad que nos entra por cualquier parte (la televisión, la radio, la calle, las redes sociales…) hace que cada año el coste dedicado a adquirir compras, a veces compulsivas, se vea incrementado si el ingreso en el hogar nos lo permite.

Pero, ¿por qué regalamos en Navidad?

Papá Noel, los Reyes Magos o el amigo invisible son solo algunas de las excusas para obsequiar a nuestros seres queridos con regalos, pero estas tradiciones tienen orígenes diferentes. De hecho, no hay una única teoría sobre por qué damos regalos en Navidad. Una de las más lejanas se remonta a la Antigua Roma y es de origen pagano. Los romanos realizaban rituales durante el solsticio de invierno en honor a los dioses. Las fiestas más populares, eran las Saturnales, que se celebraban entre el 17 y el 24 de diciembre en honor a Saturno, el dios de la agricultura.

En esta festividad, se celebraba el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz. Las Saturnales culminaban el 25 de diciembre con la celebración del Sol Invictus —el astro invencible—, cuando los días comenzaban de nuevo a alargarse y la luz vencía a la oscuridad. Además coincidían con la finalización de los trabajos del campo y la siembra de invierno. Por ello, todas las familias campesinas, incluidos los esclavos domésticos, tenían tiempo para descansar.

Los cristianos tomaron todos los elementos de las Saturnales para preservar y santificar esa celebración popular e hicieron coincidir el 25 de diciembre con el nacimiento del niño Jesús. “La influencia de las Saturnales sobre las celebraciones de Navidad y Año Nuevo ha sido directa y se sigue sintiendo en el mundo occidental”, según la enciclopedia Britannica. En esos días, los romanos decoraban las casas con plantas, celebraban banquetes y regalaban velas y estatuillas de cera a sus familiares y amigos.

La tradición de Papá Noel

Hoy en día, el día 25 de diciembre es el día de Navidad, en el que se celebra el nacimiento del niño Jesús. Además, en muchos países es cuando Papá Noel (Santa Claus en Estados Unidos, Baboo Natale en Italia, Father Christmas o “padre Navidad” en Gran Bretaña) se encarga de repartir regalos a miles de niños.

Este personaje tiene sus orígenes en Licia (en la actual Turquía) a finales del siglo III. Allí, un niño llamado Nicolás se quedó huérfano y heredó una gran fortuna de sus padres. Años más tarde, el menor se convirtió en un sacerdote que destinó parte de su fortuna a ayudar a niños y desamparados. La devoción por el santo se extendió por Europa y hay quienes defienden que fue en ese momento cuando comenzó la tradición de hacer regalos a los más pequeños de la casa.

En el siglo XIII, San Nicolás era representado en Holanda con una barba blanca, ropa eclesiástica, un saco de regalos para los niños y montado en burro. Los emigrantes holandeses fundaron en 1624 Nueva Holanda —hoy en día Nueva York— en el continente americano y llevaron consigo esta tradición al otro lado del charco.

Orígenes en el siglo XIX

Sin embargo, el historiador Stephen Nissenbaum sostiene que en Nueva York la costumbre de comprar regalos comenzó en la primera mitad del siglo XIX. Según recoge la revista The Atlantic, Nissenbaum explica en su libro La batalla por la Navidad que en esa época las personas más pobres podían exigir comida y bebida a las ricas y hacer celebraciones en la calle entre el día de San Nicolás (6 de diciembre) y el día de Año Nuevo.

Entre 1800 y 1850 la población de Nueva York se multiplicó por diez. Las élites, según el historiador, comenzaron a temer que estas celebraciones se convirtieran en protestas cuando los empleadores se negaban a conceder tiempo libre o si se avecinaba un largo invierno de desempleo.

En respuesta a estas preocupaciones, un grupo de hombres adinerados trató de transformar en una fiesta familiar lo que hasta entonces había sido una celebración carnavalesca y callejera. Para ello, apelaron a una supuesta tradición que sus antepasados holandeses habían traído de Europa. Según esta costumbre, los regalos debían darse de padres a hijos y no de amos a trabajadores y sirvientes.

Esta nueva costumbre cuajó y los comerciantes vieron en Santa Claus un magnífico impulsor de sus ventas. De hecho, la imagen de Papá Noel con el trineo y los renos es una invención estadounidense. En 1823, el escritor inglés Clement Moore escribió el poema Una visita de San Nicolás, imaginando que Santa Claus surcaba los cielos en un trineo llevado por nueve renos. Años más tarde, el ilustrador estadounidense Thomas Nast dibujó a Santa Claus vestido de rojo con un gorro y en 1931 Coca-Cola le dio su actual aspecto.

La Biblia no habla de tres Reyes Magos

En algunos países como España, es habitual que los niños reciban regalos en la noche de Reyes. Esta costumbre es una tradición cristiana con varios siglos de historia. Tiene sus orígenes tras el nacimiento del niño Jesús, cuando los tres Reyes Magos le entregaron oro, incienso y mirra.

En la Biblia, solo hay una referencia a estos magos. Y en ningún momento dice que sean “reyes”. De hecho ni siquiera se aclara que sean tres, ni mucho menos sus nombres, razas o incluso aspectos. En el Evangelio apócrifo de la Infancia de Tomás, del siglo II, ya se afirma que se trata de tres magos, según recoge el periódico de la Iglesia católica en Colombia El Catolicismo. También se les asignan los nombres con los que hoy en día conocemos a los Reyes de Oriente: Melchor, Gaspar y Baltasar.

En la actualidad los grandes almacenes se han hecho eco de todas estas tradiciones e incitan a la compra compulsiva de regalos. Pero aunque no esté claro un único origen sobre por qué hacemos obsequios en Navidad, cualquiera de estas tradiciones es una buena excusa que puede servirnos para sorprender con un regalo a quienes nos rodean.