HISTORIA Y LEYENDA DE LA CRUZ DE CARAVACA

Todo comenzó en el pueblo de Caravaca de la Cruz cuando, según dicen, la Vera Cruz apareció en el Castillo-Alcázar de Caravaca el día 3 de Mayo de 1232. Desde entonces, éste lugar ha sido objeto de culto y de veneración siendo miles las peregrinaciones que continuaron a lo largo de los siglos.

«Cuando el rey musulmán Zayd Abu Zayd preguntó al sacerdote sobre cuál era su oficio, este le respondió que debía evangelizar y enseñar la palabra cristiana en la misa. El rey Zayd Abu Zayd por curiosidad le pidió una demostración, a lo que el sacerdote le contestó que faltaba un elemento muy importante, la Santa Cruz. En ese mismo instante, dos ángeles entraron en el recinto cargando la cruz de Caravaca posándose en la punta del altar. Esto causó tanta impresión a Zayd y sus seguidores que inmediatamente se convirtieron al cristianismo»..

Nunca se podrá comprobar cómo de cierta es esta historia, lo que sí es seguro es que ya forma parte de una leyenda que ha perdurado durante siglos. Lo cierto es  que podemos asegurar que ese momento fue una revelación celestial que cambió las creencias de Zayd hasta el día de su muerte.

La Cruz de Caravacaes una cruz de un aspecto un tanto especial, donde resalta un aspecto oriental y no tan habitual a la cruz que estamos acostumbrados. La Cruz simboliza la unión del plano material a través de los brazos de la cruz, combinando el aspecto espiritual con la esencia del ser humano. Debido a su gran poder esta cruz se convirtió en el elemento clave de los rituales de exorcismo, ya que se piensa que sólo su presencia es capaz de expulsar cualquier entidad del infierno.

Es costumbre ya regalar la imagen de la Cruz de Caravaca, aunque ya aparece en todo tipo de joyas, como anillo, colgante, etc.., si es cierto que es un regalo típico en ocasiones sentimentales, es decir en declaraciones amorosas.

Se trata de una cruz oriental, procedente de Jerusalén, de una reliquia medieval y patriarcal, custodiada en esta ciudad, primeramente por la Orden del Temple y posteriormente por la de Santiago, y de una narración milagrosa de su presencia en el enclave caravaqueño. Es por esto que se recitaba popularmente por los limosneros desde el siglo XIII el milagro de la Aparición de la Cruz durante la Misa del sacerdote Chirinos, y así se puede leer en la primera narración escrita y en las posteriores obras sobre la ciudad: como el misterioso Aparecimiento, destacándose su fuerza protectora y abarcadora. Su fama de portentosa y milagrosa, y de ser un símbolo especial atrae a numerosos visitantes.

Es un “lignum crucis”, es decir, un trozo de madera perteneciente al leño donde fue crucificado Cristo. Se conserva en un relicario con forma de cruz de doble brazo horizontal (el superior de 7 cms. y el inferior de 10 cms.) y uno vertical (de 17 cms.). No debe confundirse el relicario exterior con la reliquia interior. La procedencia de la Cruz es oriental. Según la tradición perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén. Fue éste el primer obispo de la Ciudad Santa, una vez conquistada ésta a los musulmanes en la primera cruzada (1099).

Ciento treinta años más tarde, en 1230, durante la estancia en Jerusalén del emperador Federico II, un obispo sucesor de Roberto en el patriarcado, fue el protagonista que portaba la Reliquia que, dos años más tarde estaba en Caravaca.

Esta Cruz, desde antaño, ha sido reconocida por la Iglesia Católica como “Vera Cruz” (Verdadera Cruz), otorgándosele bulas e indulgencias a los peregrinos que iban a adorarla. Asimismo la Iglesia le concedió en 1.794 el Culto de Latría (equivalente al que recibe el Santísimo Sacramento).

La caja donde se encuentra, fue donada por Suárez de Figueroa en el siglo XV, pero aquí los ángeles son portadores situados en los dos lados inferiores en actitud de transportar, descendiendo la Santa Reliquia.

El Temple estuvo en Caravaca alrededor de 46 años (1266-1312), según la teoría históricamente más probable y segura. La demarcación caravaqueña fue uno de los últimos reductos del mundo en el que la Orden se aposentó, cuando ya estaba casi acabada su presencia en Oriente.

Años más tarde (1344) el monarca Alfonso XI cede Caravaca a la Orden de Santiago. A lo largo de casi cinco siglos y medio la zona caravaqueña, junto con la fortaleza y custodia de la Cruz, fue encomendada a esta Orden. Así, la vinculación de Caravaca y Santiago fue un hecho que configuró el devenir de esta parte de la frontera.

Orden de Santiago

Desde época muy temprana hay un reconocimiento oficial por parte de la Iglesia hacia la Cruz de Caravaca. Así consta en varias bulas y documentos por los que se conceden privilegios e indulgencias a los peregrinos que adoren la Reliquia, visitando la Capilla de la Vera Cruz.

El nombre oficial con el que se denomina a la Reliquia en los documentos es el de “Vera Cruz”, nombre bien significativo, relacionado con el Temple, pues en donde hubo templarios aparece frecuentemente el título de Vera Cruz.

Este título vino a relacionarse más íntimamente, con caracteres de nombre propio y distintivo, a la Cruz de Caravaca. Desde la Edad Media se la conoce con este nombre específico: la Vera Cruz de Caravaca, es decir la verdadera cruz. Así consta en los documentos oficiales para denotar su origen y distinguirla de las falsas reliquias que pululaban por todas partes en la época de peregrinaciones.

Santa Elena

El título de vera, junto con el de santa solamente se aplicaba al leño de Jerusalén encontrado en el siglo IV por Santa Elena, así como el que fue llevado a Constantinopla. Por eso,  la denominación de “Vera” que tiene la Cruz de Caravaca, otorgada por los documentos eclesiales, le da a la misma un reconocimiento y categoría especial.

El regalo de la imagen de la Vera Cruz (Cruz Verdadera), es una costumbre generalizada en Caravaca desde al menos el siglo XVI, fecha en que se tiene constancia documental de haber regalado las Monjas Carmelitas de nuestra ciudad una Cruz a Santa Teresa, (Cruz que actualmente se encuentra en el Convento de Carmelitas Descalzas de Bruselas, Bélgica). Posiblemente este detalle social se practicara con anterioridad a 1576, fecha en que la santa de Ávila afirma en una carta a la madre María de San José , priora del convento de Sevilla, haber recibido una Cruz de Caravaca como regalo de sus monjas de aquí.

Los habitantes de Caravaca presumen con orgullo del estuche relicario de rubíes y brillantes que guarda en su interior tres astillas del madero donde crucificaron, según la religión católica, a Yeshua bar Yosef (Jesús hijo de José).

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Hay todo un mundo místico en torno a la Sagrada Reliquia, convertida en un objeto ´mágico´ que «previne el mal de ojo, protege contra todo tipo de males, al hogar y a sus habitantes y su poder defensivo es ilimitado.

Junto a la venta del signo cristiano, convertido en amuleto pagano, hay un infinidad de libros de oraciones para hacer conjuros con la Cruz Mágica, como una edición complicada de encontrar de La Santa Cruz de Caravaca, publicado por Ediciones Teorema (Musa) en 1983, en el cual se puede leer en la contraportada: «Un tesoro de oraciones de suma virtud y eficacia para curar toda clase de dolencias, así del cuerpo como del alma, como también un sinnúmero de prácticas para librarse de hechizos y encantamientos, con bendiciones y exorcismos».

Así, este libro misterioso, de autor desconocido, hace una recopilación de oraciones muy preciadas por devotos y religiosos de todo el mundo cristiano. La página El Templo de la Luz Interior define esta edición como «un pequeño libro de oraciones, de 150 escasas páginas de pequeño tamaño, que es ampliamente buscado y rebuscado en toda clase de librerías, ya que su posesión, para los afortunados que logren disponer de un ejemplar, es también una ocasión singular para adentrarse en el mundo de las artes y las prácticas esotéricas de todo tipo».

Según Milenio.com, este libro ha levantado la controversia por el supuesto mal uso de prácticas esotéricas y porque es usado para realizar supuestos rituales de exorcismo y brujería en Nayarit (México). Esta misma edición recoge las declaraciones del librero mexicano, Eduardo Ramírez, quien añade que «su uso es responsabilidad de quien lo compra», y aclara: «A causa de que el libro se encuentra editado en latín, muchas personas lo utilizan para hacer limpiezas, brujería e incluso exorcismos, pero son únicamente oraciones, solo que a la gente, porque está en latín, se le ocurre que es más poderoso».

Usada contra el demonio

En un pliego de cordel datado en 1658 por Fernando Marcos y encontrado en el archivo municipal que dirige Francisco Fernández, se encuentran referencias a actos esotéricos realizados con la Cruz de Caravaca. Sin ir más lejos, uno de ellos explica los siguiente: «una mujer de Burguillos, maldecida por su madre cuando niña, vivió 42 años poseída por el demonio. Para liberarla del maleficio sus vecinos le prendieron en la ropa un relicario de la Cruz de Caravaca. No aguantando esa presencia, el diablo abandonó el cuerpo de la infortunada bajo la forma de un cangrejo».

Mito o realidad, el caso es que la Cruz de Caravaca ha estado siempre rodeada de misteriosas leyendas que contribuyen a reforzar su consideración como objeto de culto.

NOTA: Si te gustó el artículo, continúa leyendo en la siguiente entrada “Cómo desapareció la Vera Cruz”.